La elaboración de bebidas alcohólicas fermentadas con productos naturales de la Patagonia está teniendo un gran impulso en las distintas provincias.
El vino, la cerveza y la sidra son bebidas que se obtienen a partir de la fermentación de los azúcares contenidos en frutas como la manzana y la uva, cereales como el trigo y la cebada, y otras materias primas, como la miel.
La fruticultura constituye la principal actividad productiva del Alto Valle de Río Negro y Neuquén -especialmente con manzana y pera-, donde, a su vez, las condiciones naturales para la elaboración de vinos de calidad son excepcionales: eso explica la existencia de viñedos y bodegas de larga tradición.
La Patagonia también cuenta con amplias superficies cultivadas con lúpulo, insumo clave en la elaboración de cerveza. Se produce principalmente en la llamada Comarca Andina del Paralelo 42, que comprende la ciudad rionegrina de El Bolsón y a varias localidades aledañas de Río Negro y Chubut; y también en chacras productivas de la localidad de Fernández Oro, en General Roca.
SIDRA
El Alto Valle del Río Negro y Neuquén concentra el 85 por ciento del volumen de la producción total de manzana y el 75 por ciento de la producción de pera. Existen en la región una serie de agroindustrias elaboradoras de sidras y jugos concentrados, entre otros, que son fundamentales para la diversificación y el agregado de valor de la actividad primaria.
Con este objetivo y bajo el convenio de asistencia técnica entre el INTI y el INTA, se elaboran sidras en conjunto con otras instituciones, como la Universidad Nacional de Río Negro, el Centro de Formación Profesional Agropecuario número 2 y elaboradores privados.
La finalidad es evaluar el comportamiento de variedades no tradicionales de manzanas, denominadas “sidreras”, cultivadas en el Banco de Germoplasma de la Estación Experimental Agropecuaria INTA Alto Valle, para poder caracterizar a las que mejor se adecúen al proceso tecnológico y que sean sensorialmente aceptables.
En este proceso, las manzanas son cosechadas y, cuando alcanzan el punto de madurez óptimo, son molidas y prensadas para obtener el jugo. Luego, se les agregan levaduras comerciales para obtener la sidra base, y el último
paso es la toma de espuma para la elaboración del espumante de sidra.
CERVEZA
En los últimos años la producción de cerveza artesanal en distintas provincias patagónicas ha proliferado de manera exponencial, con apertura de cadenas de cervecerías y destacándose como un producto regional.
De acuerdo a una compilación de estadísticas realizada por la Cámara de Cerveceros Artesanales de Argentina (CCAA), en la Argentina se consumen cada año aproximadamente 1850 millones de litros de cerveza, lo que da un promedio de entre 42 y 43 litros per cápita. De esa cifra, el 2,5% corresponde al sector artesanal. Y según información de 2019 aportada por la asociación Cerveceros Argentinos, en 2019 la Argentina fue el décimo exportador de esta bebida en el mundo.
En este sentido, el INTI ha colaborado sustancialmente con gran cantidad de productores privados a partir de diversas capacitaciones e implementación de buenas prácticas, con acciones desde el departamento de Servicios Analíticos Industriales y de Alimentos y Bebidas.
VINO
En este sentido, desde el INTI se están realizando diversas cosechas en parcelas experimentales que luego son analizadas en el laboratorio de microvinificación, realizando luego presentaciones, degustaciones y propuestas para la mejora de la calidad que incluye etapas desde la cosecha hasta la venta. Así también, en parelelo con acciones desde el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) se implementan acciones para potenciar las producciones y que permitan su comercio internacional.
FUENTE: INTI – Informe julio 2021